Publicado em El Nuevo Heraldo / Miami Herald 09 Julho 2012
Antonio Maria Delgado
adelgado@elnuevoherald.com
La revolución socialista de Hugo Chávez, que ha expropiado miles de millones de dólares en activos a las petroleras occidentales en nombre de la soberanía nacional, está cediendo por cuotas el control de la industria a la República Popular China, país que ejerce un papel cada vez más dominante en las decisiones sobre el desarrollo del país.
Expertos consultados y documentos obtenidos por El Nuevo Herald desglosan la cada vez mayor dependencia de Venezuela en el financiamiento y la capacidad de ejecución china, y la manera en que la voracidad de recursos por parte del gobierno de Chávez, le ha llevado a otorgar concesiones a Pekín que son desfavorables para la nación sudamericana.
Tender la alfombra roja a Pekín le ha permitido al gobierno de Chávez obtener cerca de $80,000 millones en financiamiento e inversión extranjera directa. Pero el líder de la revolución bolivariana está sacrificando la soberanía en el proceso, hipotecando pesadamente a la industria bajo términos significativamente más desventajosos que a los que el país previamente tenía acceso en los mercados internacionales, afirmaron analistas.
Irónicamente estos acuerdos, que se traducen en pérdidas al fisco por miles de millones de dólares, se producen en momentos en que Venezuela no debería tener necesidad de buscar financiamiento en el exterior.
Caracas ha estado disfrutando de una bonanza petrolera sin precedentes en los últimos años, con un precio por barril que subió desde los $12 en que se encontraba cuando Chávez asumió el poder en 1998 a los $95 en que se ubica actualmente.
La industria petrolera juega un papel cada vez más importante en Venezuela. Años de persecución al sector privado por parte del gobierno de Chávez han convertido al petróleo, previamente el mayor motor el económico de la nación, en el único que está funcionando.
Pero más preocupante para la nación sudamericana es la pérdida de soberanía sobre el futuro de la industria venezolana, cuando China asume un papel cada vez mayor en las decisiones estratégicas del sector, especialmente a través de los nuevos emprendimientos conjuntos en los que el país asiático participa para desarrollar la estratégica faja petrolífera del Orinoco.
“En apariencia PDVSA [Petróleos de Venezuela] es la dueña de todo, pero realmente no es dueña de nada”, comentó Evan Ellis, profesor del Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa, con relación a los proyectos en los que empresas chinas están vinculadas.
“En todos esos lugares, las decisiones de sobre cómo y cuándo se hacen los proyectos, sobre si es conveniente invertir en un puente en Puerto Cabello o no, se están realizando bajo la autorización de los bancos chinos que están impartiendo instrucciones a PDVSA al cuestionar si tiene sentido invertir aquí o allá”, comentó.
Curiosamente, algunas de las áreas concedidas a China pertenecían a empresas extranjeras presionadas a salir del país por el gobierno de Venezuela.
Documentos obtenidos por El Nuevo Herald recogen detalles de una serie de negociaciones realizadas a inicios de este año entre el gobierno venezolano, China International Trust and Investment Corporation (CITIC), y el Industrial and Commercial Bank of China Ltd. (ICBC) para adquirir una participación de 10 por ciento en Petropiar, empresa mixta venezolana con activos que le fueron expropiados a ConocoPhillips.
Esos activos forman parte del millonario reclamo que la empresa petrolera mantiene en las cortes internacionales contra Venezuela. Según los documentos obtenidos, Venezuela estaba exigiendo un monto “no negociable” de $944 millones por la participación de 10 por ciento, lo que coloca el valor de la compañía en $9,440 millones.
“Lo que tenemos aquí es un claro ejemplo de robarle a Pedro para dárselo a Pablo”, comentó Vanessa Neumann, investigadora principal del Foreign Policy Research Institute, en Nueva York.
“Los activos que ahora están siendo cedidos son los mismos que pertenecían a las compañías y que fueron expropiados en nombre de la soberanía nacional y ahora son privatizados a los chinos. Es una gran acto de hipocresía desde el punto de vista ideológico y un gran robo desde el punto de vista de las leyes internacionales”, comentó Neumann.
Se trata también de una operación que podría acarrear grandes riesgos para el país. El precio establecido por la venta del 10 por ciento de las acciones significa que las empresas estadounidenses tienen una base, admitida por el propio gobierno, sobre la cual efectuar sus reclamos ante las cortes internacionales por los activos confiscados, dijo.
Pero también es muestra de la gran necesidad que tiene el gobierno de Chávez de obtener fondos chinos.
“Muestra la urgencia con la que Chávez está necesitando ese dinero. Es una señal de que está muy desesperado porque están yendo contra la base ideológica que profesa, el argumento de independencia y soberanía nacional que esgrimió para llegar al poder, en un acto de hipocresía total”, explicó.
Los documentos obtenidos reflejan la preocupación oficial sobre el riesgo de que las cortes internacionales que evalúan los reclamos introducidos por las compañías internacionales resulten adversos.
En uno de los documentos, la embajadora de Venezuela ante China, Rocío Maneíro, le informa a Chávez que el punto fue tratado en unas de las negociaciones con representantes del CITIC, como parte de un nuevo préstamo.
“El objetivo fundamental de esta negociación es acordar un mecanismo para proteger de cualquier acción o medida unilateral de potencias extranjeras los fondos provenientes de préstamos para obras que ejecute CITIC Construction para PDVSA. El planteamiento consiste en el manejo de estos fondos, a través de cuentas de fideicomiso, abiertas en CITIC Trust”, se resaltó en el documento.
El temor también estuvo presente en las conversaciones para traspasar a CITIC las acciones de Petropiar, dijo Juan Fernández ex director ejecutivo de planificación de PDVSA, quien analizó uno de los documentos bajo pedido de El Nuevo Herald.
Entre los diferentes activos expropiados por el gobierno de Chávez a ConocoPhillips se encuentra la participación de 40 por ciento que tenía en Petropiar y es uno de los reclamos que la empresa tiene contra Venezuela en las cortes.
“Por eso es que la gente de CITIC hace esta pregunta [en las negociaciones] si la demanda de ConocoPhillips podría tener algún impacto en el proyecto”, comentó Fernández.
Parte de esas conversaciones también se centraron sobre la posibilidad incursionar en la Bolsa de Valores de Hong Kong para obtener financiamiento adicional.
El planteamiento de colocar acciones de la industria petrolera de Venezuela, nacionalizada en 1976, en la bolsa de valores de Nueva York o incluso de la Caracas, hubiera ofendido incluso al más moderado dirigente del chavismo, pero el gobierno aparentemente no ve grandes problemas en ofrecérselas a los inversionistas asiáticos.
Según los documentos, el objeto es “crear una empresa mixta en China para propósitos especiales a fin de incursionar en los mercados de valores asiáticos y conseguir inversión para el desarrollo de la Faja. Los activos de esta empresa mixta pueden provenir de empresas en marcha como PETROPIAR, complejos refinadores como CITGO o nuevas áreas a ser desarrolladas en la Faja”.
Los expertos consultados también ven con preocupación el elevado monto de préstamos obtenidos en los últimos años a través de ventas a futuro.
Erica Downs, experta en las compañías de energía estatales chinas para el Brookings Institution, dijo que el China Development Bank (CDB) le ha entregado a Venezuela más de $32,000 millones a través de este concepto.
Gran parte de esos préstamos, descritos como ventas a futuro de crudo bajo condiciones muy favorables para el país asiático, inicialmente fueron empleados para el gasto corriente del gobierno, pero luego los recursos comenzaron a ser designados a proyectos específicos, algunos de los cuales están incluso siendo ejecutados por corporaciones chinas, lo que constituye un doble beneficio para el país asiático.
Por otro lado, estos contratos están llevando al país sudamericano a entregar a China una porción cada vez mayor de su producción petrolera.
“Se está produciendo un importante incremento por el volumen de exportaciones a China. Este año se ha producido un gran incremento. La sospecha es que Hugo Chávez se ha mostrado dispuesto a asumir los costos de envíos a China para poder diversificar las exportaciones de crudos de Venezuela, particularmente para disminuir la dependencia de Venezuela en las compras estadounidenses”, comentó Downs.
Eso significa que Venezuela está vendiendo su petroleo a descuento a China, obteniendo así recursos muy por debajo de lo que percibiría en los mercados internacionales.
Según una presentación elaborada por Ellis, los primeros contratos con ventas a futuro llevaron a Venezuela a vender cientos de miles de barriles de crudo a precios que oscilan entre los $40 y $50, en algunos casos menos de la mitad de los precios del mercado.
Pero por otro lado, esos créditos vienen con fuertes condiciones.
“Ultimamente, los bancos chinos han sido mucho más proactivos en enlazar sus fondos a proyectos directos, involucrando empresas chinas. De manera que aunque los fondos pasan a manos del Estado [venezolano], ahora están trabajando conjuntamente con el gobierno chino, a través de un comité binacional, con un involucramiento cada vez más activo de los grupos técnicos del Banco de Desarrollo Chino y ahora el ICBC”, explicó Ellis.
Es decir, que los chinos están tomando el control de cómo el dinero va a ser gastado, introduciendo mecanismos de revisión y monitoreo, y tomando decisiones de cómo los montos serán desembolsados y a qué cuentas ingresarán.
“Están actuando como actúan los bancos cuando están invirtiendo en una empresa en la cual no tienen mucha confianza, es decir, aplicando un monitoreo muy, pero muy estrecho, tratando de cerciorarse de que se cumpla el plan de negocios y de esa manera obtener mayor de seguridad de que los montos van a ser repagados”, dijo.
“El impacto es que Venezuela va perdiendo cada vez más su soberanía sobre el desarrollo nacional […] En la era de la globalización, tener como consejeros a banqueros chinos es el equivalente de tener los consejeros militares de la Unión Soviética en Cuba y Nicaragua durante la Guerra Fría”, puntualizó.