Publicado na edição de 18 Março 2013 da Revista espanhola Cambio 16
RICARDO ANGOSO
Se considera a sí mismo un preso político, aunque las autoridades argentinas no le confieren ese título y le desprecian abiertamente, tal como hizo la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner cuando ofreció la primera entrevista a esta revista. Ahora, desde la cárcel, sigue defendiendo la legitimidad de sus acciones en el periodo que algunos denominan como la dictadura más cruel e implacable de la historia argentina y otros como el Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983). Videla sigue defendiendo la legitimidad de sus acciones de entonces, asegurando que solo hubo 7.600 desaparecidos y nos los 30.000 que aseguran las Madres de Mayo, y denunciando lo que denomina como el ‘totalitarismo kirchnerista’ entonces, asegurando que solo hubo 7.600 desaparecidos y nos los 30.000 que aseguran las Madres de Mayo, y denunciando lo que denomina como el ‘totalitarismo kirchnerista’
La ‘vendetta’ de Kirchner contra el ejército seguirá
mientras persista el Unicato (ver nota)” Jorge Rafael Videla
Ha habido una gran polémica el año pasado con sus declaraciones. ¿A qué se debe?
Con motivo de los documentos escritos por mí y otros hechos públicos, en oportunidad del juicio a las Juntas Militares, decidí llamarme a silencio porque creía que en ese tiempo era la actitud más correcta y conveniente.
Transcurrido el tiempo y ante el estado de anomia política que padece la sociedad argentina, provocada por el propio Gobierno, pensé que por las mismas razones de correcta y conveniente, resultaba oportuna la ruptura de mi silencio en las actuales circunstancias.
Ese cambio de actitud, como era de esperar, abrió una polémica, animada por la publicación de un libro titulado Disposición final, del cual es autor Ceferino Reato, en el que tuve participación sobre temas de actualidad y también del pasado.
¿Por qué la izquierda y otros sectores siguen utilizando el asunto de los desaparecidos para atacar a los militares? ¿qué puede decirnos de este asunto?
En efecto, el tema de los derechos humanos ha perdido relevancia en cuanto se descubrió que, más allá de lo que moralmente significan, fueron usados como arma de presión política que encubre una maraña de negociados (por ejemplo, el Plan de Viviendas del que resultó exclusivamente beneficiada la Asociación de Madres de Plaza de Mayo). Sin perjuicio de ello, puede también haber contribuido el “blanqueo” a que personalmente hice mención en el libro titulado Disposición Final.
¿Qué papel tuvieron los Kirchner durante el llamado Proceso de Reorganización Nacional? ¿eran tan “heroicos combatientes” como los consideraban en este sentido?
La pareja Kirchner, estudiantes de la Universidad de la Plata y novios en ese entonces, no pasaba de participar en los movimientos de agitación estudiantil de aquella época y ninguno de los dos concretó hechos de violencia.
En la entrevista anterior que tuve para Cambio16 con usted, Ricardo Angoso, yo los llamaba “simples panfleteros”, lo que a mi juicio, generó en ellos un complejo del que buscaron desprenderse cuando fueron gobierno, alentando la guerra por medios no violentos, tal como propone Gramsci.
¿Qué errores, en grandes líneas, reconoce del Proceso de Reorganización Nacional?
A mi juicio, el más grave fue el no darle otra razón de ser que justificara su existencia, luego de haber logrado –a mediados de 1978– su objetivo primario, cual era poner orden frente a la anarquía con que amenazaba el vacío de poder generado por el Gobierno de la presidenta María Estela Martínez Perón, después del fallecimiento de su marido. En mi opinión era ese el momento para una apertura política ordenada.
Usted ha hablado de una venganza política contra las Fuerzas Armadas, parece que incluso de un plan para destruirlas. ¿Es así?
En efecto, las Leyes de Punto Final y Obediencia Debida promulgadas por el presidente Alfonsín, así como los decretos de indultos dictados por el presidente Menem, crearon a su debido tiempo, en 1987 y 1989, respectivamente, una suerte de pacificación interior, frente a las secuelas dejadas por la guerra interna librada contra el terrorismo y ganada por las Fuerzas Armadas. Contrariamente, al asumir el gobierno, el matrimonio Kirchner se encargó de dejar sin efecto aquellas leyes y decretos, vulnerando elementales aspectos constitucionales (por los que algún día deberían rendir cuenta, ellos y muchos funcionarios políticos y judiciales), dando lugar a la reapertura de los juicios de manera totalmente inconstitucional.
Ese proceso generó una persecución judicial que aún hoy continúa y que ha llevado a la cárcel a numerosos militares que no son más que presos políticos.
Argentina no parece que vaya por el mejor de los caminos. ¿A qué se debe esta crisis?
A mi juicio, la Argentina soporta hoy una nueva guerra sin hacer uso de la violencia física tal cual lo propone Gramsci, tomando a las instituciones como rehenes y desacreditando a los principios y valores que les dieron origen y razón de ser; con ello podemos decir que la República ha “desaparecido” a fin de ser reemplazada paulatinamente por un sistema ajeno a nuestro tradicional estilo de vida.
¿Qué testimonio querría dejar para la historia? ¿cómo querría ser recordado?
Por la honestidad de mi conducta pública y privada, pero también por la prudencia de mis decisiones no carentes de firmeza. El cristiano, a mi juicio, debe actuar con la palabra como mensajero de Cristo; pero además con el testimonio de sus obras como soldado de Cristo.
¿Cree que Argentina va a reaccionar ante su actual situación?
Si la Argentina aspira a reencontrarse con la República hoy “desaparecida”, tal como debe ocurrir, inexorablemente debe reaccionar en la búsqueda de los principios y valores que le dieron origen como tal. No hay otro camino para este país.
¿Qué mensaje le daría a las futuras generaciones de argentinos que están confusos y desilusionados?
Resulta deplorable que aún hoy, con espíritu de revancha, se pretenda tergiversar la verdad histórica mediante una visión hemipléjica de la misma. Se ha producido una clara tergiversación acerca de acontecimientos que costaron la vida de muchos conciudadanos, civiles y militares, que cayeron por defender a la patria en pos de ideales equivocados.
Con esta actitud, solo se ha logrado sembrar el odio y el resentimiento en muchos corazones argentinos, postergando la tan ansiada unión nacional. Pareciera llegado el momento para que la sociedad toda, tomando como marco de referencia nuestra última guerra interna, asuma su protagonismo perdido; y, descartando la memoria mítica instalada en varios sectores de sus componentes, fuera de cualquier especulación sectorial o escapismos hipócritas, promueva un riguroso juicio histórico para superar nuestras discordias del pasado reciente.
Sin olvido, pero sin rencor; con justicia, pero no con venganza; en busca solo de la pacificación nacional todavía no lograda, de manera tal que podamos introducirnos en la comunidad internacional de naciones, formando parte de una Argentina grande reconciliada y en paz. En ese marco de concordia concentrada, sería el momento para delinear, con el esfuerzo de todos, ese proyecto de vida común que proponía Ortega y Gasett y no el capricho del caudillo de turno.
¿Hacia dónde va la Argentina?
Eso, lamentablemente, debe responderlo el Unicato Totalitario que nos gobierna actualmente sin dar participación alguna a la ciudadanía.
¿Qué les diría a sus compañeros de armas que sufren presidio hoy?
Que así como el prisionero de guerra, desde el primer momento de su detención, debe planificar su escape, el preso político debe aceptar su prisión como un acto de servicio, llevando la lucha al campo de la política con actitudes testimoniales.
No obstante, también quiero recordarle a cada uno de ellos, principalmente a los más jóvenes, que hoy promedian las edades de 58 a 68 años, que aún están en aptitud física de combatir, que en caso de continuar sosteniéndose este injusto encarcelamiento y denotación de los valores básicos, ameriten el deber de armarse nuevamente en defensa de las instituciones básicas de la República, hoy avasalladas por este régimen kirchnerista encabezado por la presidenta Cristina y sus secuaces que, medrando con la sangre de los otrora mal llamados jóvenes idealistas (Montoneros), continúan hundiendo a la patria en el abismo anacrónico del marxismo.
Asimismo barrunto que de perpetuarse el gobierno actual en el poder, ya sea merced a una reforma constitucional o por la fuerza, en la estólida senda de trocar nuestro sistema representativo, republicano y federal por un fracasado comunismo a la cubana, nuevamente serán las Fuerzas Armadas y de Seguridad que junto a su pueblo del cual provienen, impedirán por imperio de lo normado en la Constitución Argentina, según el artículo, 36, cuarto párrafo: “Todos los ciudadanos tienen el derecho de resistencia contra quienes ejecutaren los actos de fuerza enunciados en este artículo, a saber: Contra el orden institucional y el sistema democrático”.
Todos mis camaradas saben perfectamente que las FFAA no procedieron a accionar contra cualquier sospechoso de pertenecer a los grupos terroristas, sino sólo sobre aquellos sobre los que no existía duda alguna de su Pertenencia a Montoneros, ERP, FAR, PCML, OPCO o algunas de las restantes organizaciones subversivas responsables de los más de 23.000 atentados terroristas, entre ellos los que se encuentran los asesinatos de 2.500 militares y civiles inocentes.
La prueba más evidente de ello lo constituye el hecho de que, en la investigación sobre los grupos subversivos en todo el país, hay que reseñar que fueron detenidas aproximadamente 32.000 personas, de las cuales 25.000 recuperaron la libertad.
La mayoría de ellos han declarado como testigos en los juicios, reconociendo, en no pocos casos, haber formado parte de los grupos subversivos, pero, como no se pudo demostrar, las Fuerzas Armadas los liberaron.
La categoría de detenidos-desaparecidos, que se calcula pregona en 30.000 (permanentemente declamado, pero nunca debidamente demostrado y sí puesto en evidencia en el libro Nunca más, que demuestra que nunca pasaron de los 7.600), incluye estos 25.000 detenidos y luego puestos en libertad.
Mis camaradas más jóvenes, que en ese entonces tenían escasa jerarquía (subtenientes, tenientes, sargentos y otros mandos inferiores), y que contaban entre 22 y 26 años, saben perfectamente que están injustamente detenidos y que las actividades en las que participaron fueron en el marco del cumplimiento de las leyes y reglamentos que regían a las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Es inconcebible que los jóvenes de ese entonces, que no tenían poder alguno de decisión, estén hoy presos por haber cumplido las órdenes emanadas de los superiores.
Si hay algún responsable de lo acontecido soy yo como comandante en jefe y los generales y coroneles que ostentaban el mando del Ejército en ese momento, pero nunca los cuadros subalternos, repito, hoy injustamente presos.
¿Esta presunta ‘vendetta política’ que usted insinúa que hay contra el ejército concluirá algún día?
Indudablemente mientras siga este Unicato Kirchnerista persistan en el poder sus secuaces gramscianos.
¿Qué le pareció el libro de Ceferino Reato La confesión?
A mi juicio hay que distinguir: la acción marketinera para la venta editorial de un libro antes de la inauguración de la Feria del Libro de ese año, recurriendo a cualquier precio, lo que me obligó a rectificarlo públicamente; del contenido del libro, que se ajusta a la entrevista mantenida con su autor. Las cuestiones allí plasmadas por el periodista son falaces.
¿Cree que la izquierda más radical (los Montoneros) les ganó la batalla política o no?
Recuerdo un manifiesto hecho público por la organización guerrillera Montoneros al promediar el año 1977, en el que se decía: “A los militares no pudimos doblegarlos por el temor del combate; en ese campo nos ganaron. Es momento de replegarse, los dirigentes al exilio, los militantes mimetizándose con las masas y esperar. Cuando llegue el momento de la política volveremos a la lucha en ese campo que los militares desconocen y allí los venceremos”.
La realidad de nuestro país a la fecha pareciera darles la razón; no obstante, el rechazo de la ciudadanía a los procederes dictatoriales del kirchnerismo y sus secuaces, nuevamente los hará morder el polvo y esperemos que esta vez sea para siempre.
¿Por qué la oposición argentina de hoy es tan débil políticamente hablando y tiene poca credibilidad entre la mayoría de ciudadanos?
Porque ha sucumbido al miedo y a las dádivas que el gobierno impone en todos los campos, más allá de sus falaces apariencias democráticas.
Nota DefesaNet – wikipedia – Definición UNICATO – En la historia de la República Argentina, Unicato es el nombre con el cual se designa al sistema de influencias políticas basado en las canonjías, prebendas y castigos que, desde los órganos del poder constitucional, tiene por finalidad reunir en la figura institucional del presidente de la República la calidad de jefe indiscutible y único del partido gobernante, sin necesidad de declaración expresa y formal.